jueves, 22 de febrero de 2007

De ideas, pigmentos y secuencias.


Esta nuestra sociedad es harto heterogénea y polifacética. Los espectáculos que observamos todos los días abarcan un amplísimo abanico, desde lo más sublime a lo francamente abyecto. ¿Por qué somos así? ¿Por qué somos capaces de realizar las creaciones más impresionantes y cometemos los crímenes más infames? ¿Cómo es posible qué exista la maldad, y lo peor, que se nos muestre en toda su magnificencia gracias a unos medios electrónicos de “información” que privilegian el morbo sobre la inteligencia? No son ociosas estas preguntas, desde el momento mismo en que algunas respuestas ya las intuimos. De alguna manera somos malos porque somos ignorantes (juicio que no se rebate con el gratuito argumento de que somos pobres, y antes de leer preferimos comer). Somos ignorantes en todos los niveles y estratos sociales. ¿Se han preguntado por qué en San Luis Potosí, en una zona tan exclusiva como son Las Lomas, no exista ni una sola librería? ¿Han observado que en el campus universitario donde se concentras facultades como El Hábitat y otras no exista ni un expendio de libros? Pero siempre hay un “sin embargo”, un “epur si muove”: desde el momento mismo en que existen herramientas como ésta, la que ahora ve el amigo lector, que permiten a un amplio sector de la sociedad sugerir otros medios para la difusión de una cultura diariamente vilipendiada por el mediocre medio social en el que vivimos. Desde este pequeño espacio está mi trinchera en donde me puedo acomodar para dar la lucha. No es otro el propósito que verter ideas, sugerir temas, pregonar alegremente que existen otras cosas más allá de la insulsa cotidianidad televisiva y la estulticia de sus agoreros.
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¿”Ideas, pigmentos y secuencias”? Me pareció un nombre apropiado para la sección, “alto, sonoro y significativo”, y elocuente en lo que se refiere a los propósitos que la impulsan. Quiero platicar, y eventualmente discutir, sobre las ideas (muchas) que ha generado el espíritu humano en correspondencia con la más noble de sus manifestaciones, la creación (entendiendo ésta como el producto del desarrollo cultural del hombre en sociedad, y que abarca desde las matemáticas hasta la más compleja expresión artística). Los pigmentos vendrían a ser aquellas diversas formas de significación que otorgamos a lo que nos parece digno de ser comprendido, en tanto que las secuencias son aquellas cadenas que unen pensamientos con acciones y su trascendencia, concatenación ésta que fundamenta la historia de la humanidad. Hablaremos de arte, de música, de literatura, de poesía, de futbol, y de otros temas que sean centro del interés general. Estaremos cerca de los acontecimientos culturales ocurridos en nuestra ciudad y, con toda humildad y advirtiendo de antemano que el que esto escribe no es más que un modesto diletante con un cierto entusiasmo, trataremos de realizar una labor crítica del quehacer artístico de la región.
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Desde luego, invito a mis amigos lectores a que retroalimenten al extraviado autor de esta columna, con la esperanza de que sus comentarios sean el faro o la estrella polar que guíe al distraído marino a arribar al puerto seguro de las serenas reflexiones (porque las verdades son quiméricas utopías cuyo monopolio lo ejercen los políticos y los líderes religiosos) que inviten al visitante de este ciberespacio a mover un poco el cerebelo, para que no se oxide.

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